En el marco de la teoría de la ética y gestión empresarial, la ética empresarial es el estudio de normas morales, y de cómo éstas se aplican a los sistemas y organizaciones a través de los cuales las sociedades modernas producen y distribuyen bienes y servicios, y a la gente que trabaja dentro de esas organizaciones. La ética empresarial, en otras palabras, es una forma de ética aplicada, y comprende no sólo el análisis de normas y valores morales, sino que también trata de aplicar las conclusiones de ese análisis a la serie de instituciones, tecnologías, transacciones, actividades, y procedimientos que llamamos "negocios". Como lo sugiere esta definición, los asuntos de la ética empresarial abarcan una amplia variedad de temas, los cuales podemos ordenar en tres clases diferentes de asuntos: asuntos sistémicos, corporativos, e individuales[1].
La empresa, sus propietarios y los gerentes, dependen de la sociedad donde operan en cuanto a su existencia y prosperidad, pero también tienen respecto a ella importantes obligaciones y responsabilidades. De esta manera, podríamos afirmar que la responsabilidad social empresarial es “la conciencia del compromiso y la acción de mejora continua medida y consistente, que hace posible a la empresa ser más competitiva, cumpliendo con las expectativas de todos sus participantes en particular y de la sociedad en lo general, respetando la dignidad de la persona, las comunidades en que opera y su entorno"[2].
Desde el punto de vista de la ética empresarial, la moral de la empresa o corporación debe ser analizada a la luz del tipo de modelo económico que priva en el mercado en el cual se desenvuelve.[3] Por ejemplo, ante un modelo de capitalismo competitivo, en el que todas las empresas tienen más o menos el mismo tamaño y compiten entre sí, la empresa no tendría necesariamente responsabilidad moral sobre lo que ocurra en el mercado, porque no posee control total sobre las principales variables que influyen en él, claro está, esto desde el punto del modelo, porque como hemos mostrado, las empresas son “personas” y sus decisiones se ven afectadas por las estructuras éticas, morales y de valores que todas ellas posean, afectando positiva o negativamente su entorno (externalidades) y el resto de las personas vinculadas a ella.
En un modelo de este tipo, los precios los fija el mercado, lo mismo que los salarios, las tasas de interés, las condiciones de venta, la tasa de la ganancia, etc. Esto quiere decir que el mercado tiene mecanismos que imponen a la empresa el tipo de comportamiento que ésta debe seguir. La compleja dinámica del entorno económico mundial, exige amplios niveles de comprensión de los elementos que componen el entramado de relaciones que orientan a las organizaciones y sus gerentes, a formular estrategias que les permitan trascender.
Para generar confianza, seguridad, poder y sabiduría, hay que reconocer valores y principios como: la imparcialidad, la humildad, la equidad, la justicia, la integridad y la honradez, los cuales sirven de orientación para cambiar el modo en que los gerentes abordan las necesidades y oportunidades de las organizaciones que lideran. Es por esta razón, que el rol del gerente como responsable de la articulación y desarrollo de las actividades de los agentes económicos, dentro y fuera de las estructuras de la organización, posee un proponderante efecto en la dinámica sistémica del entramado global de acciones que definen el cambio y la adaptación al entorno. De allí la gran necesidad de incluir en su estructura de pensamiento y acción, los elementos éticos y morales fundamentales para crecer, coexistir y desarrollarse en armonía con la sociedad.
Porque finalmente, el crecimiento y desarrollo económico y social de las naciones, tienen en el tejido empresarial y su actividad impulsora, uno de los pilares fundamentales para la consecución de los equilibrios necesarios en función del bienestar social del colectivo. Pero estos equilibrios se deben lograr con el concurso moral y ético de los gobiernos, los agentes económicos y las empresas en general, donde el rol del gerente va más allá del conocimiento o del manejo de elementos estratégicos de mercado, sino que debe impregnarse de un sentido de responsabilidad por todas aquellas acciones que emprende a través de su organización, y que impacta de diferentes formas, en todos los niveles de relación sistémico con micro y macro entorno.
En este sentido, el ejercicio de la ética y la moral en el desarrollo de las actividades gerenciales, debe encontrarse en uno de los lugares más elevados en los centros de formación académica de pre y postgrado a nivel mundial, por el efecto que éste posee sobre las relaciones sociales y de intercambio en términos de la confianza y credibilidad de las personas, instituciones, legislaciones y gobiernos a nivel mundial.
MSc. Aarón I.
Olmos R.
Twitter: @aaronolmos
Email: aaronolmos@hotmail.com
[1] Velásquez, Manuel:
Ética en los Negocios, D.F., México, Editorial Prentice Hall, 4ta Edición, Año
2000.
[2] Rangel Marta:
¿Filantropía o Responsabilidad Social Empresarial?, Centro Mexicano para la Filantropía, A.C. México D.F., 1995.
[3] Gómez, Emeterio: La Responsabilidad Moral de la
Empresa Capitalista, Caracas, Venezuela, Ediciones CEDICE, Año 2005.
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José G. Quintero E.
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