Algunas prácticas conservadas a
lo largo de los años por gerentes de tradición ya no es del todo óptima en la
actual dinámica laboral. Por ello, los líderes han desarrollado nuevas y
mejores maneras de motivar y ser mejores mentores.
1. Sé un mentor a diario:
Muchos gerentes conservan la tradición de entregar
a sus empleados informes anuales de desempeño. Sin embargo, si un trabajador
comete un error y no lo sabe hasta que recibe el informe, probablemente para
ese momento ya lo haya repetido varias veces más.
Las enseñanzas, instrucciones y reprimendas se
realizan en el momento. De esta manera, el profesional podrá mejorar y
perfeccionarse de inmediato.
2. Escucha:
Las personas bajo tu cargo tienen ideas a
diario. Excelentes ideas que pueden ser aplicadas para mejorar los
procedimientos del día a día.
Quizás la persona a cargo de la administración conoce
un nuevo software que podría hacer los procesos más eficientes, o un empleado de compras podría dar una solución ante problemas de proveedores.
Lo importante es que ellos sientan la licencia de
dar un paso al frente y plantear sus pensamientos.
Por ello, más productivo que una reunión de
personal para hacer una tormenta de ideas, es el contacto personal a diario. De
esta manera, todos se sentirán lo suficientemente escuchados para poder dejar
sus planteamientos.
3. Ofrece feedback:
Una vez que los trabajadores se sienten en
confianza para ofrecer sus ideas, es importante darles siempre una respuesta,
ya sea positiva o negativa y, sobre todo, una explicación al
respecto.
De nada sirve decir al empleado de facturación que
no se puede implementar el nuevo formulario que propuso si no se le explica el
motivo. Esto sólo logrará que la persona se cohiba y jamás vuelva a hacer un
planteamiento.
4. Otorga el crédito justo:
Una vez aplicadas las ideas de los trabajadores, es
importante dejarles claro que no te estás aprovechando de ellos,
cargándolos con tu trabajo para luego quedarte con el mérito. No sólo es bueno
atribuir las ideas a cada quien, sino además dar alguna retribución.
5. Cultiva la gratitud, no la fuerces:
Pedir a un subordinado que haga determinada cosa
por ti como retribución a un permiso o favor otorgado no sólo da una mala
imagen, sino que crea inmediata desconfianza a futuro.
Cualquier concesión otorgada será vista como algo
que se cobrará luego.
La gratitud no debe forzarse, sino ganarse. Si
el trabajador se siente agradecido por una determinada concesión, es algo
personal.
Éstas sólo deben darse cuando son correctas y
posibles, y jamás como un “cupón” para obtener algo a cambio.
Tomado de: http://www.egafutura.com/
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José G. Quintero E.
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