martes, 28 de octubre de 2014

De malos estudiantes a superempresarios.




El Dr. Martin Obschonka, de la Universidad de Jena, dice que empresarios frecuentemente se dedican a “romper reglas productivamente”.

A Olly Olsen no le fue muy bien en el colegio.

“Oliver es por lejos el peor alumno que he tenido en mi carrera en esta escuela pero, quizás, algún día, conducirá un Rolls-Royce”, escribió su entonces director del colegio cuando Olly Olsen tenía 10 años de edad.

Ahora, a los 40, Olsen emplea a 80 personas en Office Group, una empresa inmobiliaria que proporciona espacios flexibles de oficina y tiene una facturación anual de US$40 millones.

A pesar de una completa falta de interés en la escuela -donde vendía dulces, manejaba las apuestas por partidos de fútbol y no iba a clases-, Olsen tiene éxito en el competitivo mundo de los bienes raíces.

“Quería demostrarle a mis maestros que no era bruto y podría llegar a ser un éxito”, le dice a la BBC.

La experiencia de Olsen es más común de lo que se podría pensar y una nueva investigación sugiere que la rebeldía adolescente puede proporcionar valiosas experiencias.

Para explorar el asunto, investigadores alemanes y suecos utilizó datos del seguimiento que se les hizo por más de 40 años a mil niños de una ciudad sueca.

Descubrieron que, en comparación con aquellos que no fundaron sus propios negocios, los empresarios tendían más a haber mostrado un comportamiento antisocial en la adolescencia.

El tipo de conducta que calificaban como antisocial incluye: 

A-Quedarse fuera de casa más tarde de lo permitido 
B-Ausentismo escolar 
C-Hacer trampa en los exámenes 
D-Emborracharse 
E-Fumar marihuana 
F-Hurto 
G-Merodear en la ciudad por la noche 

En el caso de actividades criminales más serias, no fueron consideradas como predictores de la capacidad empresarial en el futuro.

Chicos malos

Además, la relación sólo se aplica a los emprendedores masculinos: los investigadores no encontraron pruebas de que las adolescentes problemáticas fueran más propensas a crear sus propias firmas.

El Dr. Martin Obschonka, de la Universidad de Jena, uno de los autores del estudio, dice que empresarios frecuentemente se dedican a “romper reglas productivamente”.

Su investigación sugiere que leves actos de rebeldía en la adolescencia pueden ser un precursor de esa útil habilidad.

“Los datos sugieren que la rebeldía de los adolescentes contra las normas socialmente aceptadas y el cuestionamiento temprano de los límites no conduce necesariamente a una vida criminal y antisocial”.

“Más bien puede ser la base para un emprendimiento productivo y socialmente aceptable”, añade.

En su informe, Obschonka habla de Bill Gates, el fundador de Microsoft, y una foto que le fue tomada por la policía de Albuquerque en 1977.

Gates, quien tenía 22 años en ese momento, fue arrestado por pasarse una luz roja y conducir sin una licencia. Se pregunta si la foto podría confirmar el estereotipo de los empresarios como aventureros sin ley ni orden.

Ángel inversor

Doug Richard, fundador de una escuela para que empresarios elaboren modelos de negocio, rechaza esa imagen.

Como inversionista Richard, ha visto miles de personas deseosas de iniciar sus propios emprendimientos.

“Lo que me sorprende es la gran diversidad de personas que veo. Cada vez creo menos en ese concepto idealizado del emprendimiento, la noción de que la persona tuvo que haber sido un nadie para convertirse en un empresario exitoso”, le dice a la BBC.

“Gente de toda clase logra que sus empresas funcionen y se desarrollen bien”.

No obstante, el mismo Richard encontró que su escolarización en Estados Unidos no lo retaba y convenció a las autoridades a que lo dejaran irse sin terminar la secundaria, para unirse a la tripulación de un buque de investigaciones en el océano.

“Yo era una persona introvertida, poco social y tranquila, pero para ser justos con la investigación, no le presté mucha atención a las reglas así que me metí en problemas. No iba a clase”, confiesa.

Richard estudió psicología y derecho, y fundó exitosas empresas de programación y equipos de computación.

Para él, una buena idea, la persistencia y una pizca de suerte son los ingredientes claves del éxito en los negocios.

Y señala que sólo porque la investigación encontró un vínculo entre los años de adolescencia rebeldes y posterior éxito en los negocios, eso no significa que uno causa lo otro.

“No son tan tontos”

El profesor Peter Saville ha estado interesado en las motivaciones de la gente de negocios por mucho tiempo, tanto como investigador en el campo de la psicología industrial y organizacional y como por ser él mismo un empresario.

Él es menos crítico de las conclusiones de la investigación.

Según su opinión, rebelión adolescente muestra “energía y vitalidad” y los empresarios “no suelen ser tan estúpidos como para cometer delitos graves”.

Su propia adolescencia fue agitada. El punto culminante (o quizás un bajón desde la perspectiva de los padres) fue una broma que se salió un poco de control y resultó en un gran incendio en unos terrenos baldíos cerca de su casa.

Tal vez la última palabra la debe tener Olly Olsen, quien desesperó a su director de escuela con su lamentable rendimiento escolar.

Él asegura que sin su cofundador, Charlie Green, su compañía no sería el éxito que es hoy. A Green le fue bien en la escuela, fue a la universidad y les causó mucho menos estrés a sus padres.


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José G. Quintero E.
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