domingo, 28 de abril de 2013

La asertividad



Para alcanzar una comunicación adecuada que nos permita establecer vínculos satisfactorios y efectivos, el camino más adecuado es aprender a expresar nuestras ideas con asertividad.

La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular, ni manipular a los demás. Los comportamientos asertivos suponen un saber defender los derechos y las propias necesidades frente a las exigencias de los demás, sin llegar a utilizar comportamientos agresivos o violentos.

Emplear asertividad es saber pedir, saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se quiere, respetando los derechos del otro y expresando nuestros sentimientos de forma clara. La asertividad consiste también en hacer y recibir cumplidos, y en hacer y aceptar quejas.

Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: La agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suelen definirse como un comportamiento comunicacional maduro.

Pongamos un ejemplo, usted se sienta en un restaurante a cenar, cuando el mesonero le trae su pedido, se da cuenta que la copa de agua está sucia, con marcas de pintura de labios de otra persona, usted podría:

       A-   No decir nada y usar la copa sucia aunque sea a disgusto.

    B-   Armar un gran escándalo en el local y decir al mesonero que nunca volverá a ir a ese establecimiento.

      C-   Llamar al mesonero y pedirle que por favor le cambie la copa.

Ni A ni B son conductas apropiadas en esa situación, si lo que pretendemos es reducir nuestro estrés. Estas formas de comportarnos nos hace a veces ineficaces para la vida social y laboral, generándonos malestar. Sin embargo, como cualquier otra conducta, es algo que se puede ir aprendiendo con la práctica.

La persona inhibida y sumisa no defiende sus propios derechos, respeta a los demás pero no se respeta a sí misma. La persona agresiva, defiende sus derechos de forma excesiva, no respetando a los demás y frecuentemente generando conflictos por este hecho.

La persona asertiva, sabe respetar a los demás sin dejar de respetarse a sí misma. No pretende entrar en el esquema de ganar o perder en la relación con los demás, si no en ¡Como podemos llegar a un acuerdo favorable para ambos? Su manera de pensar es más racional, actuando de forma más adaptativa a su vida y circunstancias.

Recuerde: para todo hay un momento, y saber encontrar el momento adecuado, para decir las cosas, es también una habilidad.

En conclusión, la asertividad permite decir lo que uno piensa y actuar en consecuencia haciendo lo que se considera más apropiado para uno mismo, defendiendo los propios derechos, intereses o necesidades sin agredir u ofender a nadie, ni permitir ser agredido u ofendido y evitando situaciones que causen ansiedad.

Para la elaboración del presente artículo, conté con la colaboración de la Licenciada en Sicología Marina González, a quien le doy mi más sincero agradecimiento.

Gracias por llegar hasta acá, espero que esta información le haya sido útil y que la compartas con aquellas personas que creas que les será de utilidad, recuerda seguir visitando mi blog, aquí encontraras más información de utilidad.

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José G. Quintero E.
www.teruliagerencial.blogspot.com
Twitter: @jgqe

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