Para alcanzar una
comunicación adecuada que nos permita establecer vínculos satisfactorios y
efectivos, el camino más adecuado es aprender a expresar nuestras ideas con
asertividad.
La asertividad es la capacidad de autoafirmar
los propios derechos, sin dejarse manipular, ni manipular a los demás. Los
comportamientos asertivos suponen un saber defender los derechos y las propias
necesidades frente a las exigencias de los demás, sin llegar a utilizar
comportamientos agresivos o violentos.
Emplear asertividad es saber pedir, saber
negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se quiere,
respetando los derechos del otro y expresando nuestros sentimientos de forma
clara. La asertividad consiste también en hacer y recibir cumplidos, y en hacer
y aceptar quejas.
Como estrategia y estilo de comunicación, la
asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos
conductas polares: La agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suelen
definirse como un comportamiento comunicacional maduro.
Pongamos un ejemplo, usted se sienta en un
restaurante a cenar, cuando el mesonero le trae su pedido, se da cuenta que la
copa de agua está sucia, con marcas de pintura de labios de otra persona, usted
podría:
A-
No
decir nada y usar la copa sucia aunque sea a disgusto.
B-
Armar
un gran escándalo en el local y decir al mesonero que nunca volverá a ir a ese
establecimiento.
C-
Llamar
al mesonero y pedirle que por favor le cambie la copa.
Ni A ni B son conductas apropiadas en esa
situación, si lo que pretendemos es reducir nuestro estrés. Estas formas de
comportarnos nos hace a veces ineficaces para la vida social y laboral,
generándonos malestar. Sin embargo, como cualquier otra conducta, es algo que
se puede ir aprendiendo con la práctica.
La persona inhibida y sumisa no defiende sus
propios derechos, respeta a los demás pero no se respeta a sí misma. La persona
agresiva, defiende sus derechos de forma excesiva, no respetando a los demás y
frecuentemente generando conflictos por este hecho.
La persona asertiva, sabe respetar a los
demás sin dejar de respetarse a sí misma. No pretende entrar en el esquema de
ganar o perder en la relación con los demás, si no en ¡Como podemos llegar a un
acuerdo favorable para ambos? Su manera de pensar es más racional, actuando de
forma más adaptativa a su vida y circunstancias.
Recuerde: para todo hay un momento, y saber
encontrar el momento adecuado, para decir las cosas, es también una habilidad.
En conclusión, la asertividad permite decir
lo que uno piensa y actuar en consecuencia haciendo lo que se considera más
apropiado para uno mismo, defendiendo los propios derechos, intereses o
necesidades sin agredir u ofender a nadie, ni permitir ser agredido u ofendido
y evitando situaciones que causen ansiedad.
Para la elaboración del presente artículo, conté
con la colaboración de la Licenciada en Sicología Marina González, a quien le
doy mi más sincero agradecimiento.
Gracias por llegar hasta
acá, espero que esta información le haya sido útil y que la compartas con
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José G. Quintero E.
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