Un estudio de una universidad estadounidense revela que las personas que trabajan en lugares caóticos tienden a ser más creativos
Tengo el honor de sentarme junto a un compañero de trabajo
exquisitamente ordenado. La superficie de su escritorio brilla como la piel de
una manzana (o el interior de una tienda de Apple).
Un solitario diccionario besa el borde izquierdo de una caja de pañuelos
y vigila un portátil impecablemente pulido. De vez en cuando, un libro se
materializa en algún lugar entre el teléfono y la alegre planta en su brillante
cerámica verde. Los bordes de esta zona de trabajo idílico están marcados por
una mampara translúcida, una especie de gran muro a partir del cual las fuerzas
bárbaras (yo) se reúnen.
Es por eso que yo estaba emocionada de leer un artículo en el New York
Times sobre las virtudes desconocidas de un espacio de trabajo desordenado. O
al menos esa es una interpretación del artículo, que resume tres experimentos
publicados recientemente en la revista Psychological Science y realizados por
investigadores de la Universidad de Missouri. (Otro dato para tener en cuenta
es que a la gente a la que le toca trabajar en ambientes ordenados son más
propensos a tomar decisiones saludables y donar dinero a la caridad).
Pero lo que a los dueños de escritorios desordenado nos falta de
conciencia y bondad ¡al parecer se compensa con entusiasmo despreocupado para
la nuevo!
Y, yo argumentaría, tenemos más tiempo para buscar las cosas que
colocamos mal inevitable porque no estamos tan ocupados con la limpieza.
En el primer experimento se pidió a un grupo de estudiantes
universitarios que completaran cuestionarios en una oficina desordenada, muy
desordenada. Un segundo grupo recibió la misma tarea, pero estaba en una
oficina prístina. Cuando terminaron, después de 10 minutos, a los estudiantes
se les ofreció la opción de una barra de chocolate o una manzana. También se
les dio la oportunidad de donar a la caridad. Los participantes que habían
completado la encuesta en una habitación cuidada eran dos veces más propensos a
optar por la manzana sobre el chocolate y también aportaron más dinero en
promedio. Los autores del estudio sugieren que los climas organizados inspiran
un sentido de la disciplina y la rectitud ética.
Pero aquí es donde aquellos de nosotros con un mal moral y la
imposibilidad de encontrar algo de vez en cuando tenemos respaldo: los
universitarios fueron conducidos a los espacios, inmaculados o descuidados,
para inventar nuevos usos para las pelotas de ping pong.
Dos jueces independientes, encargados de supervisar las ideas, llegaron
a la conclusión de que los estudiantes rodeados por el caos generaron
propuestas más creativas.
De esta forma, mientras que mi compañero de trabajo puede tomar
decisiones más saludables que yo, y funcionar como mejor integrante de la
sociedad, yo estoy teóricamente mejor posicionada para crear nuevas ideas
relacionadas con el tenis de mesa. ¡Sí! Nunca limpiaré mi escritorio de nuevo.
El tercer experimento es quizás el más revelador en términos de cómo la
pulcritud del espacio de trabajo afecta a nuestros procesos de pensamiento. En
esta parte final del estudio, los adultos pueden añadir uno o dos “refuerzos”
saludables a la hora del almuerzo : el “clásico” o el “nuevo”. Los
participantes que habían estado en habitaciones cuidadas eran más propensos a
ceñirse a “la tradición y la convención”, según escriben los investigadores, ya
que seleccionaban el complemento “clásico”, y los que habían trabajado en las
habitaciones desordenadas con mayor frecuencia elegían el “nuevo”.
Por supuesto, tal vez los voluntarios cuyo entorno acababa de inducirles
pensamientos tristes sobre la entropía querían un cambio, mientras que los que
se habían deleitado con el orden querían más de lo mismo. Pero parece que estar
inmerso en el desorden afloja algunos mecanismos internos, para bien o para
mal.
En efecto, según los autores, la perturbación mental, causada por un
espacio desordenado “puede producir nuevas ideas” (sobre pelotas de ping pong)
o también puede relajar códigos internos fundamentales: ser agradable y comer
manzanas.
Tomado de: http://www.cromo.com.uy/2013/09/si-tu-escritorio-es-un-desorden-seguramente-seas-un-genio/
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José G. Quintero E
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