El coworking es una nueva tendencia de trabajo
cooperativo que permite a los usuarios, autónomos y microempresas, compartir
oficina y gastos con otros profesionales.
Con prácticas muy similares a las de
una cooperativa, el coworking se ha convertido en una nueva y rentable fórmula
para trabajar. Suelen apuntarse a ella los profesionales independientes
relacionados con Internet y las nuevas tecnologías (diseñadores, programadores,
periodistas…), porque tienen la oportunidad de establecer su propia oficina en
un lugar físico (fuera de casa) sin tener que asumir los elevados costes de un
alquiler y otros gastos corrientes. A cambio, consiguen un espacio propio y
tienen ocasión de iniciar relaciones fructíferas con otros profesionales o
empresas del sector.
El coworking está basado en la
posibilidad de compartir oficina con otras personas.
En España ya existen decenas de
espacios de trabajo especialmente diseñados para profesionales nómadas:
personas que deciden emprender un proyecto y llevarlo a cabo, sin asumir
riesgos demasiado elevados, en una oficina que disponga de todos los servicios
necesarios: mobiliario, conexión a Internet, salas de reunión con proyectores, fotocopiadoras,
salas polivalentes y hasta cocina office.
El precio por el alquiler de estos
espacios puede oscilar entre los 40 y los 200 euros, dependiendo de si estamos
interesados en alquilar una sala para una reunión puntual o de si necesitamos
una oficina para toda la jornada y durante un tiempo indefinido.
Ventajas
El coworking es una fórmula de
trabajo ventajosa per se. El ahorro en costes, que en este caso son
compartidos, es una de las características más apreciadas por aquellos
profesionales que deciden sumarse a un proyecto de este tipo. Así, los gastos
de Internet, luz y agua, entre otros, pasan a ser de carácter comunitario y a
estar dentro de la cuota mensual del alquiler acordado. La segunda ventaja
tiene que ver con el factor cooperativo.
El hecho de entrar a formar parte de
un proyecto de coworking propicia las relaciones con otros profesionales que,
de no ser a través de esta fórmula, no habríamos conocido. El intercambio de
experiencias e información es vital para crear nuevos vínculos y quién sabe, si
compartir futuros proyectos o negocios.
Finalmente, el coworking constituye
una buena manera de abandonar el pensamiento individualista para empezar a
trabajar de manera cooperativa. Esta nueva mentalidad nos ayuda, sin duda
alguna, a imaginar, crear y llevar a cabo proyectos mucho más ricos y
exitosos.
Hay que tener en cuenta…
Ya hemos dicho que el ahorro en
costes es la semilla del coworking. Por este motivo, hay que tener en cuenta
que a los gastos mensuales habituales tendremos que sumar el importe solicitado
por el centro de coworking al que nos hemos inscrito.
Es necesario y justo que lo tengamos
en cuenta para acudir puntualmente al pago de las cuotas, gesto que repercutirá
directamente en el buen funcionamiento de la comunidad.
Por otra parte, conviene tener en
cuenta que los espacios de coworking suelen tener un horario fijo que también
deberemos respetar, a no ser que los responsables del proyecto manifiesten
ciertas concesiones. Y aunque a priori este hecho puede resultar poco
ventajoso, sin duda contribuirá a que nos marquemos un ritmo profesional y
personal distinto, seguramente menos denso y más productivo para pensar mejor y
disfrutar más de nuestro tiempo de descanso.
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José G. Quintero E.
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